El invierno y nuestro vehículo

No hay que ser muy listos para saber que el calor y el frío son enemigos naturales, tal como el aceite y el agua. Es muy común que todo lo que funcione produciendo calor se vea puesto en peligro durante las épocas de bajas temperaturas. Es el caso de los autos.

Durante aquellos días de invierno tal vez se vuelva un poco tedioso tratar de lograr que aquel vehículo de cuatro ruedas arranque y, aunque perdamos la paciencia intentándolo, no nos damos por vencidos hasta que lo logramos. Pero lo que muchos no saben es que tal vez ese problema puede venir de la batería. Éstas son los elementos fundamentales en todos los coches, pues es un almacén de energía para lograr que el auto arranque.

La batería es el centro del mecanismo

La batería nos da esa electricidad, sin ese suministro no es posible la convulsión con la que los coches producen energía logrando así ponerse en marcha, es necesario tanto en los autos de diésel o de gasolina. Todo el mecanismo de un auto comienza en la batería y, cuando ésta se enfría, nos trae grandes problemas.

Las temperaturas bajas afectan a todos los componentes que forman parte de un coche, incluso al motor. Pero el más afectado siempre es la batería. Ésta caja encierra energía necesaria para todo lo que el auto necesita, incluida las luces o la radio. Ésta energía una vez gastada se recupera a través del alternador o de la energía cinética, si no la tuviéramos tal vez hasta el día de hoy nos seguiríamos moviendo en caballos o bicicletas.

¿Cómo funciona?

La batería encierra una energía limitada a una intensidad con una determinada tensión. Todo esto se ve en peligro durante las épocas frías, pues allí son más frecuentes que «mueran». La electricidad acumulada en el interior de la batería procede de una reacción química.

Actualmente hay dos baterías, pero una es la más común, la de plomo-ácido que contiene dos placas (positivas y negativas) que se sumergen en un electrolito compuesto por agua y ácido sulfúrico. En las que utilizan los coches se producen dos voltios por celda y están compuestas por seis celdas, lo que nos da un total de doce voltios. Estas celdas se descargan cada vez que la utilizamos y se recarga con la reacción química o del alternador, pero luego de un tiempo se produce un desgaste. De la reacción nombrada se produce la electricidad necesaria para que, al dar vuelta la llave, el auto arranque.

Hay que cuidar de esos desgastes

Con un polímetro podemos controlar el estado de nuestra batería, buscando siempre una cifra que esté por encima de los 12 V. Si es menor es necesario tomar las medidas necesarias, podemos cambiar la batería, enchufarla a un cargador o, incluso, pasar energía de otra batería.

El desgaste es conocido como proceso de sulfatación y sucede en el interior de las celdas con el paso de los ciclos de carga-descarga, disminuyendo la proporción de ácido sulfúrico en el electrolito, así haciendo caer la tensión producida entre los polos. Todo esto puede ser efecto de las extremas temperatura afectando a la batería, más en el invierno pues la reacción química se ralentiza.

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